Internet de las Cosas es el nombre que se le ha dado a la emergencia a mediano plazo de un entorno tecnológico altamente diversificado e interconectado, que se ha hecho pensable gracias a la masificación de chips baratos, cada vez más pequeños y con mayor capacidad, todo esto en el marco de las posibilidades comunicativas que brinda internet y del hecho de que cada uno de estos dispositivos puedan conectarse a la red para intercambiar información en tiempo real. Esta capacidad está permitiendo dotar a prácticamente cualquier dispositivo de capacidades que se adecuan y que extienden sus funciones clásicas.
De esta forma en un futuro cercano los refrigeradores tendrán la capacidad de mantener registros y mediciones estadísticas de nuestros patrones de consumo, mientras que las zapatillas y los lentes dotados de chips, cámaras y contadores tendrán funcionalidades similares. Se trata de las tendencias “smart”: smart-watch, smart-car, incluso las smart-home o las smart-city que ya son una temática de moda. Llevado al ámbito de la oficina o de la domótica, ya hay impresoras con conexión wifi, cerraduras, persianas mecánicas, termostatos que controlan y aprenden de nuestros patrones, consumo de energía, todo con capacidad de conexión a Internet.
Ya es posible enviar una orden de impresión a distancia, directamente desde el parque de nuestro barrio a una impresora ubicada en cualquier lugar. Asimismo, imprimir en la oficina desde cualquier dispositivo en impresoras diseñadas para todo tipo de funcionalidades, como por ejemplo la Impresora Little, de la empresa británica Berg, que consiste en un pequeño cubo que puede gestionar feeds y hacer resúmenes de noticiarios por las mañanas. Otra impresora similar creada por Adafruit apunta hacia un objetivo parecido: imprimir textos pequeños, como listados de compras, recordatorios, noticias, etc.
¿Recuerdas el auge de los mp3, de las cámaras y grabadoras digitales o los ipods? Aquella época durante los primeros años del nuevo siglo en que comenzamos a ser inundados por todo tipo de dispositivos relativamente baratos, que desaparecieron abruptamente con el mejoramiento de los teléfonos inteligentes. Bien, se podría decir que se trató de un momento de alta diversificación de dispositivos que fueron rápidamente centralizados en dispositivos multifuncionales. Así es cómo las calculadoras, los relojes, las agendas, los pocketPC, los afinadores para guitarra, las cámaras no profesionales, quedaron reducidas a meras funciones dentro de dispositivos inteligentes.
Hoy está pasando nuevamente lo contrario, la masificación de chips y partes baratas altamente customisables, que han reducido su tamaño a la vez que han aumentado su capacidad, nos han llevado a un momento de radical diversificación de dispositivos. Así es como han vuelto dispositivos como los relojes o las cámaras de uso no profesional, pero ahora en su versión “smart”. Esta tendencia ha llegado a tal punto, que en un futuro cercano dispositivos que antes no eran considerados tecnológicos, como los lentes o las tazas de café, van a estar dotados de chips, baterías, termómetros, cámaras y antenas wifi.
Como podrás imaginar, en un futuro cercano nuestros trabajos y nuestra vida diaria en general, se verán fuertemente transformados gracias al internet de las cosas ¿Qué otros dispositivos cotidianos te imaginas que se verán optimizados por esta tecnología?
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